Día 9.1 – Saludando al Grand Canyon
Llegamos al Grand Canyon a medio día,
nuestro plan es ir directamente al parking y coger la ruta roja que nos deja en
el extremo oeste para luego volver caminando por la ruta roja hacia el centro
de visitantes y asi ver los paisajes que nos ofrece este paraje y además el
anochecer que nos han comentado que es una pasada.
Llegamos al parque, antes que nada
vamos hacer check inn en el hotel y así descargar las maletas y comer algo
rápido, nos vamso al parque, presentamos nuestro anual pass y para a dentro,
dejamos el coche y después de visitar el centro de visitantes tomas la ruta que
queríamos. Un autobús gratuito (se incluye en la entrada) nos lleva hacia el
punto de inicio de nuestra ruta. Falta un par de horas para anochecer asi que
perfecto para hacer los 12 kilómetros que tenemos hasta el punto donde queremos
sentarnos para contemplar la puesta de sol.
No hay palabras para describir el
grand canyon, grande, impresionante, magnifico etc. creo que podría haber hecho
3000 fotos y ninguna podría representar al majestuosidad y la grandeza de este
paraje. Seguimos nuestra ruta muy bien indicada y nos vamos topando con
infinidad de ardillas por el camino y es que están acostumbradas a los
visitantes que en ocasiones eres tu quien las tiene que esquivar, en este
momento nos ocurre una de las anécdotas que siempre contamos cuando relatamos
nuestro día en el grand canyon, íbamos caminando tranquilamente, la ruta es un
sendero bastante cómodo con algunos sube y bajas, siempre a la izquierda el
grand canyon y a la derecha algo de matorrales y la carretera que conecta las
líneas de autobús, en un momento pasamos caminando y escuchamos dos golpes y
vemos como a nuestra derecha se levanta un Elk (como un ciervo pero más grande)
y se nos queda mirando fijamente, nos quedamos los dos parados y boquiabiertos…
imaginaos la situación a menos de 2 metros un bicho así de grande! Después como
si nada siguió caminando y no nos hizo ni caso.
Llegamos al punto donde queremos ver
el anochecer comentando una y otra vez la anécdota y la cara de susto que se
nos queda a los dos después de cruzarnos con el Elk, esta anécdota nos
acompañara muchos años ya!
Y aquí es uno de los momentos que
mas me marcan del viaje, después de una buena caminata nos sentamos Sandra y yo
al borde de un acantilado a esperar que el sol se vaya, y mientras la
temperatura baja y nos quedamos helados vemos como los colores rojizos del
grand canyon destacan más aun y es que el atardecer es precioso en este sitio.
Una vez de noche cogemos el coche hacia
la zona de los hoteles y nos dirigimos a un restaurante donde comimos un
costillar espectacular! Y además estuvimos compartiendo cultura América con la
camarera que fue un encanto de mujer y nos explico el porqué de las propinas
allí en EEUU y cómo funcionaba, fue el trato tan bueno que decidimos dar más de
lo recomendado.
Llegamos al hotel desechos y en el
momento que tocamos cama, caemos rendidos, al día siguiente nos toca
levantarnos a las 4.30 para ver amanecer.
Etiquetas: grand canyon. arizona, La conquista del oeste
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